EL ACOSO LABORAL POR NO SER PESADA
Tenía miedo de molestar y eso hacía retraerme cuando me relacionaba
TEXTO DE MARTA TAPIAS MERINO

Terapeuta y Maestra de Reiki
Mi infancia estuvo rodeada de amor. Crecí en una familia numerosa. Siempre había alguien con quien estar en casa. Soy la pequeña de cuatro hermanos: un chico y tres chicas. Recuerdo a mis padres siempre atareados y siguiendo el modelo tradicional. Mi padre estaba fuera casi todo el día, en uno o dos trabajos, para darnos una vida digna. Era el último recurso de mi madre cuando éramos revoltosos. Solía gritar desesperada: “¡Cuando venga tu padre verás!”. Mi madre se ocupaba con cariño y devoción de nosotros. Sus manos siempre estaban ocupadas en algo. La cocina, la limpieza, una labor de costura, de punto, la plancha, los médicos, los hijos, sus padres, sus suegros... todo.
La casa era grande, pero como era habitual en aquella época, no teníamos una habitación para cada uno. Mi hermano tenía la suya y mis hermanas y yo compartíamos otra habitación. La convivencia con mis hermanas era estrecha. Cada una tenía su pequeño rincón en la habitación. A veces, nos molestábamos, nos estorbábamos. En muchas ocasiones, mis hermanos se ocupaban de mí. Era imposible hacerlo de otra forma. Lo hacían lo mejor que podían. Eran niños también. Ocurría de la misma forma que mi abuela con sus cuatro hijos. Mi madre me contaba que, cuando era pequeña, su madre estaba desbordada de trabajo, como ella misma y que de pequeña su hermana mayor la había cuidado, y que ella había cuidado de su hermano pequeño.
El patrón se repetía de una generación a otra. Mejorado, sin duda. Antes, los bebés eran a veces cuidados por niños. En mi infancia, mi madre cuidó de sus bebés. Cuando los hermanos eran suficientemente mayores, todos cuidaban de alguien. Excepto yo. Todos cuidaron de mí. Los deberes, juegos, compañía… unos u otros me dedicaron su tiempo, su compañía, su amor, sus riñas, su protección… y a veces también me transmitieron el cansancio que les producía tener que ocuparse de una niña más pequeña. Inconscientemente, sin maldad. La palabra “pesada” se me quedó grabada en mi alma. La integré en mi ser. Si las personas que más me amaban pensaban que era pesada, quizá fuera porque realmente lo era, quizá porque no era suficiente. Esa interiorización hizo un cóctel con una personalidad tímida y sensible y así fui a la vida.
En el colegio, los primeros años todo fue más o menos bien. Con mis rizos, las pecas y la sonrisa, era fácil atraer la simpatía de los demás. Más tarde, aquello no fue suficiente. Comencé a tener dolor de estómago antes de ir al colegio. Me constaba tener amigos. Me parecía que les resultaría pesada, tenía miedo de molestar y, en lugar de relajarme y simplemente jugar, de mostrarme tal cuál era, me retraía. Más adelante, tuve que llevar gafas al colegio y aquello desencadenó las burlas de mis compañeros. Generalmente solo tenía una amiga. Cuando no iba a clase, me quedaba sola. Sentía las miradas de los demás. A veces, también sus burlas. Por las gafas, por no llevar ropa de marca, por no ser como todos, por tener los dientes feos. Soportaba con vergüenza y horror los motes, la soledad de los recreos, el saber que en cualquier momento habría que hacer un juego en grupo y que me quedaría como la última opción o que algo podría desencadenar una burla de un grupo contra mí. Ahora, esto tiene nombre: bullying. Entonces, solo eran cosas de niños. Se normalizaba la crueldad verbal entre niños. Mientras no hubiera peleas, o algo realmente grave, no pasaba nada. Aún ahora hay muchos chicos y chicas que lo pasan mal en sus clases. Algunos sufren maltrato físico también. Algunos llegan al suicidio.
Durante la adolescencia, con las lentillas y los dientes corregidos por una ortodoncia que ahora es muy habitual pero que en aquel momento no lo era, y con el cambio de compañeros, todo mejoró. Pero la herida continuaba. El perenne miedo a no ser suficiente, a molestar, a ser pesada. Y, después de años y años, soy consciente de cómo ese miedo ha condicionado mi vida en tantas ocasiones. La vida te da oportunidades incómodas para que aprendas a superarte. Con el Reiki, esas heridas se sanan. El Reiki ayuda a traerlas a la consciencia, a comprender qué ocurrió, a perdonar a los demás y también a uno mismo, a entender desde el amor que los comportamientos de los otros son fruto de sus circunstancias y que también ellos tuvieron consecuencias en sus propias vidas. Todos tenemos nuestros aprendizajes. Y esas situaciones que la vida vuelve a presentar, gracias al Reiki, las afronto de otra forma, de mejor forma. La consecuencia, es maravillosa. Atraes a las personas adecuadas. A las que te quieren tal y como eres. En ese tal y como eres que de verdad muestras sin temor. Tu yo genuino.
Ahora puedo ayudar a otros a superar esas heridas porque sé qué se siente y cómo superarlo, cómo sanarlo, cómo la vida pueda dar un giro de 180 grados. Las relaciones con los demás pueden ser equilibradas, armoniosas, gratificantes, divertidas, enriquecedoras. Con la ayuda del Reiki, es posible.
> TERAPEUTA
Si quieres recibir Reiki y acompañamiento terapéutico con la Terapeuta y Maestra de Reiki, Marta Tapias Merino, puedes ponerte en contacto con nosotros y preguntar por ella. Estaremos encantados de poderte informar sobre sus tratamientos y tarifas.
> ☎ +34 682 89 35 15
> DÓNDE ESTAMOS
A nuestro Centro Terapéutico nos llegan personas de toda la Comunidad de Madrid y de distintas provincias de España.
Se encuentra en la calle Río Ebro 5, en Móstoles (Madrid) , justo a la salida del metro Hospital de Móstoles (línea 12). Cuenta con aparcamiento gratuito a pie de calle.
> 📍 Ver mapa .
> SESIONES A DISTANCIA
Si eres de fuera de la Comunidad de Madrid, podemos también hacer las sesiones de Reiki a distancia, sin tenerte que desplazar.
Atendemos a personas de toda España, Europa y Latinoamérica. Consúltanos y te informamos.
> 🌍 Más información .
> PIDE CITA
Nos gustaría conocerte y saber cómo estás. Estamos disponibles para resolver las dudas que tengas, conocer nuestras tarifas o pedir una cita.
Puedes llamarnos por teléfono o contactarnos vía WhatsApp o Telegram:
> ☎ +34 682 89 35 15