TEXTO DE MARÍA TERESA NÚÑEZ DE ARENAS AGUIRRE

Terapeuta y Maestra de Reiki

Desde niña la palabra «SÍ» la integré bien en mi vida, quizá buscando una sonrisa, una aprobación o simplemente sentirme querida y valorada por lo que hacía o decía.

Como muchas personas de mi generación los padres estaban a otras. Mi padre trabajaba de sol a sol todos los días de la semana incluso los fines de semana, añadiendo a esta ausencia el machismo que imperaba en la época. Mi madre esa súper mujer que estaba a todas, con los hijos, el marido, con la casa, con su trabajo (en el campo y limpiando casas) y si fuera poco el peso que llevaba encima, también cuidaba de su madre y de su hermana mayor que estaba enferma.

Yo aprendí a ser una niña obediente y complaciente desde el momento en que nací. El no saber decir que NO y ser complaciente creo que lo traigo de serie.

Crecí en un entorno donde portarse bien o no generar problemas era una forma de protegerse, protegerse del miedo a que no te quisieran, miedo a la mirada de tu padre que parecía que le debieras la vida.

La vergüenza, la culpa, el miedo al rechazo, son emociones relacionadas con la inseguridad, la ansiedad, la frustración, el reprimir lo que queremos por complacer a los demás, el decir que sí a determinadas situaciones cuando en realidad lo que te gustaría decir es «NO», pero si lo haces piensas que estas fallando a esa persona.

Así era yo, siempre intentando complacer a los demás, anteponiendo sus necesidades ante las mías propias, sin pensar que detrás de todo esto existen unas carencias que ahora gracias a Reiki las he hecho visibles. Y aquí estoy yo ahora desaprendiendo ese camino que me ha acompañado a lo largo de mi vida, ese que me ha creado inseguridades y me han hecho creer que nunca estaba a la altura, culpa por decir que no, complejos, ansiedad, baja autoestima y podría seguir.

APRENDIZAJE CON REIKI

Ahora estoy trabajando valores que no sabía que eran míos o no me correspondían, porque cuando nos volcamos en los demás perdemos de vista quienes somos realmente o que es lo que queremos en nuestra vida.

El saber decir que no o poner límites es una forma de cuidarnos, siempre desde el amor y el respeto tanto hacia nosotros como hacia los demás.

Reiki me da esa calma necesaria que necesito para actuar en esas situaciones, no desde el miedo o la culpa, sino desde la paz interior. Me ayuda a reconocer y a sanar esos patrones desde la raíz, romper con la culpa y el miedo al rechazo. Así hace que tenga paz emocional y me permite confiar más en lo que pienso o en lo que siento.

Hoy estoy aprendiendo a decir «NO», a poner límites, a quererme yo en primera persona, a valorarme y creer en mí, porque con Reiki tengo todas las herramientas que necesito, estar centrada y mirarme hacia dentro es lo que me va a ayudar a poder avanzar en todos los sentidos sin cargar con esos patrones limitantes y poder poner en paz situaciones. Te ayuda a estar más presente.

Nadie dijo que fuera fácil enfrentarse a esas emociones que me han condicionado toda la vida, pero es muy gratificante saber que puedes vencer todos tus miedos, tus inseguridades, soltar esa mochila que llevas cargando tantos años y que ni siquiera somos conscientes de lo que llevamos dentro, eso que no se ve y que nos pesa tanto, pero lo más gratificante de todo es sentir que voy por el camino correcto, que hoy me puedo permitir y me permito decir «NO».