TEXTO DE MARÍA TERESA NÚÑEZ DE ARENAS AGUIRRE

Terapeuta y Maestra de Reiki

Cuando hablamos de separación lo más normal es pensar en una ruptura de pareja, sin embargo, en la vida vivimos muchos episodios de separación: amistades, relaciones laborables, proyectos que se terminan o incluso hábitos que necesitábamos dejar atrás.

La separación que más me ha costado superar en la vida fue un conjunto de situaciones como tomar la decisión de dejarlo todo por AMOR. Tener que dejar mi pueblo, ese en donde tantas y tantas cosas había vivido y que me había visto nacer y crecer, ese donde estaban las personas que más quería, mi familia, mis padres, mis hermanos, mis tíos, mis primos y por supuesto mis amigos.

Allí tenía mi trabajo, una peluquería propia que no solo me llenaba en el ámbito laboral, sino también en el ámbito emocional. Mis clientas y clientes no solo eran eso, eran mucho más. Había amistad y cariño. Aún hoy me emociona.

Por lo tanto, me tuve que separar de MI FAMILIA, de MI TRABAJO y de MI PUEBLO. Palabras mayores.

Tuve que dejar atrás todo lo que formaba parte de mi vida y en cierta forma dejaba atrás una parte de mí. Fue una decisión meditada, pero una parte de mi sabía que ya nada sería igual. Cuando hacemos un cambio da igual el que sea, el miedo a lo desconocido no se puede evitar, gente que no conoces, nuevas costumbres en tu vida… te preguntas si has tomado la decisión correcta.

Aquí ya no tenía el cobijo de mi familia de origen, de mis amigos, no tenía mi trabajo, mi independencia, pero aun así intenté adaptarme lo mejor que supe, aun sabiendo que no iba a ser fácil.

Aquí formé mi familia, hice de este lugar mi hogar, echando de menos esas risas compartidas con mis hermanos y con mis amigos, el cariño de mis padres, con broncas incluidas.

Siempre tuve un vacío, una culpa, un miedo, quizá porque pensaba que todo hubiera sido diferente si no me hubiera ido de esa vida mía. Ahora sé que todo ese conjunto de dudas y emociones era un duelo sin resolver, que tenía que poner en paz esas emociones y sentimientos. No tengo que sentir culpa, ni culpar a nadie por cómo decidimos hacer las cosas.

He tenido que trabajar heridas emocionales, reconocerlas, liberarlas y valorarlas para poder dar su lugar a todo aquello que he logrado construir. Aceptar que la separación en mi caso personal ha sido una parte inevitable en mi vida, que me ha dado la oportunidad de evolucionar y crecer como persona y me ha hecho ver que irte de un lugar y dejarlo todo no significa olvidar mis raíces, a mi familia, a mis amigos, porque todo eso sigue siendo parte de mí.

Llegar hasta aquí y darme cuenta de todo lo que me había afectado en mi vida dejarlo todo para empezar a formar y a construir otra parte de mí no ha sido fácil, han sido muchos años con sentimientos de culpa, de vacío, en definitiva, un duelo por todo lo que había dejado atrás.

Todo esto no lo hubiera logrado ver y mucho menos poder ponerlo en paz si no hubiera llegado a mi vida el Reiki y facilitarme las herramientas necesarias para poder liberar, poner en paz y trascender todas estas situaciones. Ahora puedo verlo todo desde la tranquilidad de que lo vivido si lo vives sin culpa está bien vivido.