FIGURAS DE PODER

La influencia de la infancia a la hora de relacionarse con la autoridad

TEXTO DE KARINA GUZMÁN CARVALHO

Karina Guzmán

Practicante de Reiki


Muchas veces nuestras experiencias y la forma en la que nos relacionamos con figuras de poder están influenciadas por lo que hemos observado y aprendido en nuestras familias y entorno durante nuestra infancia. Estas actitudes, creencias y reacciones se transmiten de generación en generación. Por ejemplo, si creciste en un ambiente donde la autoridad se desafiaba constantemente es probable que influyan en cómo te sientes y actúas frente a figuras de poder en tu vida actual. Reconocer estos patrones es un primer paso importante para poder trabajar en ellos y encontrar formas más saludables de relacionarte. En mi caso personal, el Reiki me ha ayudado muchísimo a identificar de dónde venía el problema y a superar el conflicto con estas figuras autoritarias, con heridas que venían por tener una madre dominante


Desde niña enfrenté un conflicto interno en relación con ella. Su carácter dominante y controladora marcó profundamente mi forma de relacionarme con el poder y la autoridad en general. La relación con mi madre estuvo llena de momentos en los que sentí que mis opiniones y deseos eran minimizados o ignorados, lo que generó mis sentimientos de inseguridad, rebeldía y ansiedad. Esta dinámica familiar dejó huellas tanto en mi mundo emocional, como en mi bienestar físico. La tensión constante y la lucha por encontrar mi espacio me llevaron a experimentar episodios de estrés, dolores físicos y una sensación de estar atrapada en un ciclo que pareciera no tener fin. La necesidad de liberarme de estas cargas emocionales y físicas se volvió cada vez más evidente. Fue en ese proceso de búsqueda de equilibrio y sanación donde descubrí el Reiki. Este método de autosanación me abrió una puerta hacia una comprensión más profunda de mí misma y de las heridas que llevaba. A través de las sesiones de Reiki, aprendí a liberar bloqueos emocionales y a fortalecer mi autoestima. La práctica me ayudó a entender que no era responsable de las expectativas o del control de otros, lo que me facilitó el poder encontrar mi camino y paz interior. 


El Reiki no solo alivió mis dolores físicos como dolores de cabeza y tensiones musculares, sino que me permitió trabajar mis heridas emocionales. Poco a poco fui soltando la rebeldía que surgía como una forma de protección y pude enfrentar mis miedos con mayor seriedad. La práctica diaria de Reiki me ha dado mayor claridad mental, lo que me ha permitido reflexionar sobre determinadas situaciones y encontrar formas más efectivas de comunicarme o resolver conflictos. 


Hoy, puedo decir que el Reiki ha sido una herramienta fundamental en mi proceso de sanación. Me ha ayudado a transformar la relación con figuras de autoridad, especialmente con la figura materna, permitiéndome aceptar y comprender en lugar de resistirme o sentirme víctima. La experiencia me enseñó que la sanación no solo es física sino también emocional y espiritual, y que cada paso hacia el equilibrio es un acto de amor propio.